Región Noroeste

El ritual de la comida norteña fue durante siglos sagrado. Llevaba un proceso lento de preparación al que después se le dedicaban horas para disfrutarlo. Pailas, cucharas de palo y tiempo eran algunos de los ingredientes básicos para elaborar guisos de color rojo picor, aportado por las tonalidades de los distintos ajíes.

Para llenar aquellas ollas, la Pachamama siempre fue generosa. El maíz es la base de la cocina de esos pagos. Con chuchoca (maíz blanco) se hace un locro delicioso, que invita a comer con el sonido de fondo de guitarras y quenas, bien regado con un torrontés o alguno de los muchos tintos que también se dan muy bien en la zona.

La cocina se completa además de con el maíz, con los pimientos; papas tradicionales y diferentes tubérculos y papines en sus infinitas versiones de sabores, tamaños y colores. Los tonos como el lila, el verde, el azul, el amarillo o el rojo, son solo algunos. La quinua y el amaranto prehispánico dejaron de ser un secreto, para volver a disfrutarse en nuevas versiones. También la región aporta los zapallos y la carne de llama, que se está conociendo cada vez más, y el charqui (carne secada al sol), entre otras vituallas.

Así, en esta zona donde el silencio se impone para apreciar sus bellezas naturales, hay mucho por recorrer y probar. Es pecado irse del NOA sin haber pasado por una ronda de empanadas, humitas o tamales. O no hundir la cuchara en esos locros o en los picantes, nombre con el que por aquí se conoce a los guisos. Después es el tiempo de la dulcería, que tiene su versión del clásico postre de vigilante: arropes sobre quesillo. Luego de haber recorrido parte de sus paisajes, es casi una obligación el llenar las valijas con mieles de los Valles Calchaquíes, algunas monoflorales de algarrobo y anís. Los alfajores de algarroba, los dulces con frutas autóctonas como de higo, cuaresmillo o alcayota; y el dulce de leche caprino son otros clásicos. También están las golosinas típicas, como los alfajores con dulce de turrón y miel de caña, gaznates y colaciones, y las nueces confitadas.

En definitiva, comidas, buenos vinos, guitarreadas, paisajes que parecen salidos de postales, y mucho más, esperan a quienes lleguen a esta deliciosa región argentina.

Gastronomía Regional Argentina

“Este libro, que es un gran mapa de sabores de regiones argentinas a visitar, es rico y variado.”

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