Este postre típico de la región, en forma de bolita, se elabora machacando frutas en un mortero. En este caso, se acompaña con una crema de limón y una reducción de torrontés.
Estos “holupchi” o “holopchi” son niños envueltos, uno de los aportes que la inmigración ucraniana cedió a la región. Llevan diferentes carnes y arroz y se envuelven en repollo. Son tan famosos que hasta tienen su fiesta en Oberá, Misiones.
La chanfaina clásica es una adaptación de un plato tradicional cuyano. Lleva largas horas junto al fuego y requiere de dosis de paciencia, que entrega su premio cuando se la sirve con los vinos de la región.
La carne vacuna no puede estar ausente del menú cordobés. La costeleta en su punto aparece tanto en el asado familiar como en un restaurante. La salsa criolla es uno de los clásicos para acompañarla.
Los quesos de oveja patagónica poseen un sabor acentuado debido a las secas y perfumadas pasturas de la región. Este graten permite apreciar esas características a pleno.
Postre casero por definición, el flan es infaltable en la mesa de los porteños de paladar muy goloso. Por eso, se lo suele acompañar mixto: con una buena cucharada de crema batida y otra de dulce de leche.
Los ravioles de ricota y espinaca forman parte de una antigua tradición Se solían preparar todos los domingos en las casas. El relleno podía variar, reemplazando la receta básica por sesos y borraja. En este caso, el estofado clásico se suplanta por una salsa ligera de tres tomates.
“Este libro, que es un gran mapa de sabores de regiones argentinas a visitar, es rico y variado.”
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