Las mesas del NOA son una muestra del encuentro de culturas. Esta chanfaina de origen hispano se sirve con un muy criollo pan de calabaza y humita.
En la región abundan también animales como el conejo, que cuenta con una carne que gana en sabor cuando se la confita. En una de sus preparaciones más buscadas, llega a la mesa con un cremoso de maíz y queso cuartirolo.
Los bombones de nuez son una de las golosinas que acompañarán al viajero a lo largo de las rutas cuyanas, en Mendoza, San Juan o La Rioja. Se ofrecen junto al café, a un licor casero y, a cualquier hora del día, como un guiño goloso.
Con la unión de diferentes frutas secas se logran postres como este budín de nuez ideal para la hora del té, acompañado con una infusión serrana.
Este ave de carne prieta y sabor pronunciado se ofrece con una guarnición deliciosa: un tartín de gírgolas y piñones, dos productos bien autóctonos. Un conjunto patagónico nada habitual que sorprenderá.
Las supremas con grandes compañías les encantan a los porteños. La Maryland fue adoptada en buena parte de los restaurantes y llega a la mesa en una gran fuente, con banana, crema de choclo y mucho más.
Este tipo de cocción a las llamas de leños es una tradición de esta región. Se realiza sobre una cruz de hierro clavada en la tierra, rodeada de brasas calientes que permiten la mágica alquimia de la carne, tras el tiempo justo de lenta cocción. Un asado sabroso y tierno es el resultado que atrae a todo el que visita esta región.
“Este libro, que es un gran mapa de sabores de regiones argentinas a visitar, es rico y variado.”
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