Los hongos de pino son la esencia de esta sopa, un plato ideal para los días y noches frescos que caracterizan el otoño patagónico.
para 2 porciones
c/n | CRISTALES DE SAL |
c/n | LAUREL |
1 unidad | HUEVO |
50 g. | CALABAZA |
50 cc. | CREMA DE LECHE |
100 cc. | CALDO DE VERDURA |
100 g. | CEBOLLA |
50 g. | HONGOS DE PINO |
Cortar cebolla en pluma y sudar. Agregar los hongos previamente hidratados en té, laurel y el caldo de verduras. Llevar a ebullición, retirar del fuego y procesar. Incorporar la crema y cocinar hasta que la sopa tome la textura deseada. Si fuera necesario pasar por un chino de malla fina. Poner a punto de sal y pimienta. Servir.
Migas de calabaza horneada Cortar cubitos de calabaza y blanquear en agua caliente con sal. Enfriar en baño María inverso. Sopletear para dar color y calentar en horno.
Huevo mollet Cocinar el huevo por 3 minutos a partir de agua hirviendo. Pelar y en el emplatado colocar cristales de sal.
Los hongos de la zona surgen después de las primeras lluvias de mayo y junio, cuando se los recoge frescos para luego secarlos. Los de pino, carnosos y sabrosos, han logrado reproducirse en otras zonas. No ocurre lo mismo con las famosas morillas, muy buscadas por los gourmets, que crecen al pie del ciprés y se dan sólo en la Patagonia.
“Este libro, que es un gran mapa de sabores de regiones argentinas a visitar, es rico y variado.”
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