Postre casero por definición, el flan es infaltable en la mesa de los porteños de paladar muy goloso. Por eso, se lo suele acompañar mixto: con una buena cucharada de crema batida y otra de dulce de leche.
para 6 porciones
c/n | AZÚCAR |
500 cc. | CREMA (para salsa dulce de leche) |
250 g. | DULCE DE LECHE REPOSTERO |
25 g. | AZÚCAR IMPALPABLE |
500 cc. | CREMA |
2 unidades | YEMAS |
4 unidades | HUEVOS |
1 unidad | CHAUCHA DE VAINILLA |
300 cc. | LECHE CONDENSADA |
200 cc. | CREMA |
200 cc. | LECHE |
Calentar la leche, la crema con la chaucha de vainilla. Infusionar 15 minutos. Mezclar sin batir los huevos, las yemas y la leche condensada. Verter la mezcla de leche y crema tibia. Tamizar. Caramelizar los moldes del flan, colocarlos en un recipiente con bordes altos para realizar un baño María y cocinar, tapado con papel de aluminio, en un horno suave hasta que la preparación cuaje. Dejar enfriar. Desmoldar. Batir la crema con el azúcar impalpable hasta obtener el punto chantillí. Reservar en frío. Calentar la crema para realizar la salsa de dulce de leche. Volcar sobre el dulce de leche y homogeneizar. Enfriar.
Emplatado Realizar una gota con la salsa de dulce de leche y colocar el flan en un extremo. Realizar una quenelle con la crema chantillí.
Buenos Aires proclamó al dulce de leche “patrimonio cultural alimentario y gastronómico”. Y para reafirmar esa cucarda bastan algunas afirmaciones y letras famosas. Jorge Luis Borges le dijo de forma tajante a su amigo Adolfo Bioy Casares: “Uno no puede casarse con alguien que no sabe lo que es un poncho o lo que es el dulce de leche”.
“Este libro, que es un gran mapa de sabores de regiones argentinas a visitar, es rico y variado.”
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